lunes, 18 de mayo de 2009

Mario Benedetti


Esta madrugada, a la edad de 88 años, ha muerto en Montevideo, Mario Benedetti, el poeta de la melancolía.

Un hueco irreemplazable, en el corazón de muchas personas que hemos disfrutado con su poesía.

Yo lo quiero recordar leyendo dos de sus poemas que mas me gustan.



Si Dios fuera una mujer


¿Y si Dios fuera mujer?

pregunta Juan sin inmutarse,

vaya, vaya si Dios fuera mujer

es posible que agnósticos y ateos

no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas


Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez

para besar sus pies no de bronce,

su pubis no de piedra,

sus pechos no de mármol,

sus labios no de yeso.


Si Dios fuera mujer la abrazaríamos

para arrancarla de su lontananza

y no habría que jurar

hasta que la muerte nos separe

ya que sería inmortal por antonomasia

y en vez de transmitirnos SIDA o pánico

nos contagiaría su inmortalidad.


Si Dios fuera mujer no se instalaría

lejana en el reino de los cielos,

sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,

con sus brazos no cerrados,

su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.


Ay Dios mío, Dios mío

si hasta siempre y desde siempre

fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,

qué venturosa, espléndida, imposible,prodigiosa blasfemia.




Hagamos un trato


Compañera,usted sabe
que puede contar conmigo,

no hasta dos ni hasta diez

sino contar conmigo.


Si algunas veces

advierte

que la miro a los ojos,

y una veta de amor
reconoce en los míos,

no alerte sus fusiles

ni piense que deliro;

a pesar de la veta,o tal vez porque existe,

usted puede contar
conmigo.


Si otras veces

me encuentra
huraño sin motivo,

no piense que es flojera

igual puede contar conmigo.


Pero hagamos un trato:

yo quisiera contar con usted,

es tan lindo

saber que usted existe,uno se siente vivo;

y cuando digo esto

quiero decir contar

aunque sea hasta dos,aunque sea hasta cinco


No ya para que acuda

presurosa en mi auxilio,

sino para saber

a ciencia cierta

que usted sabe que puede

contar conmigo.



Allí donde estés; gracias por los momentos compartidos.